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EMPODERAMIENTO DE LAS ORACIONES
Empoderamiento para los Dones del Espíritu Santo
DI ESTO EN VOZ ALTA:
Precioso Padre Celestial creador de los cielos y la tierra, en el nombre de Jesús Tu unigénito hijo vengo en oración.
Señor, no dios a tomado nunca una de las naciones y los ha hecho un pueblo raro como Tu lo has hecho. Los llevaste con señales de fuego, prodigios, y diversos milagros, y por los dones de tu Espíritu Santo según Tu voluntad.
Por Tus brazos que estrechaste en la cruz, y por el gran poder que exhibiste cuando levantaste a Tu unigénito Hijo de la muerte atraves de la resurrección. Nos diste cena del Pan celestial, El Cordero inmolado, Tu palabra viva. Nos diste de su preciosa sangre para tomar en un Nuevo Testamento. De los cielos nos hiciste oír Tu voz redentora para la disciplina y el poder. En la tierra enseñaste las lenguas de fuego que llenaron a tus siervos con Tu gran poder que les prometiste.
Señor te pido ahora que me llenes con tu Espíritu Santo, completa Tu promesa en mi ahora mismo. Reparte en mi Tu gracia y Tu poder Señor para que Tu autoridad en mi sea demostrada como que yo soy Tu siervo verdadero.
Rescátame Señor de todas las cosas malas, protégeme de los hombres violentes quienes planean la maldad en sus corazones todos los días contra mí. Sus lenguas tienen el veneno de la víbora y son como cuchillos afilados. Protégeme Señor de todas las palabras malas con que el diablo me insulta. Guárdame Señor y a toda mi familia, porque yo soy Tu siervo, cúbreme con tu amor maravilloso.
Bendito sea el Señor, mi Roca de Salvación. Tu adiestras a mis manos para la batalla, y mis dedos para la guerra. Mas si por el dedo de Dios hecho yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios me ha llegado con dominio y poder, y yo ocupo hasta que tu regreses Señor.
Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro; porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella. Jesús nos ha dado poder y nos ha cubierto con la protección de su propia sangre.
Aleluya! Nuestro Señor Todopoderoso reina! Nos regocijamos y estamos contentos en su gloria. Él me miró y vio que mala era mi situación, y con su brazo derecho Él me ha salvado. Su rectitud me sostiene y Él me ha empoderado para hacer su voluntad.
Amén.
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